Lo que debes saber sobre la eliminación de barreras arquitectónicas.

La eliminación de barreras arquitectónicas y la garantía de accesibilidad para las personas con movilidad reducida en edificios e instalaciones continúa siendo una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Se han dado algunos avances, pero aún queda mucho por hacer.

Se calcula que en España viven en torno a 3,5 millones de personas con movilidad reducida. Las barreras arquitectónicas les dificultan llevar una vida normal, y sobre todo, desenvolverse de manera autónoma. Sin tener que ir acompañados por un asistente. Estamos ante un problema real de cierta envergadura.

Los principales cambios que se han dado en los últimos años se circunscriben al ámbito de los edificios públicos. En ellos, principalmente, se han instalado rampas para salvar el obstáculo de las escaleras. A nivel privado o particular, la eliminación de estas barreras aún está poco implantada.

Carmen, una señora viuda de El Vendrell (Tarragona), que a sus 78 años camina con un andador, tuvo que alquilar su casa, en la que vivió 40 años, para mudarse a otra vivienda en un primer piso con ascensor.

Carmen nos cuenta que llegó un momento en que no podía ni salir a comprar una barra de pan. Tenía que llamar a un vecino para que le ayudara a llegar a su casa. El bloque de pisos donde vive no tiene ascensor. Es un edificio construido en los años 70. De los vecinos que había allí cuando adquirió el piso con su marido, no queda prácticamente nadie. La mayoría de la gente que vive actualmente en el edificio son inquilinos en alquiler, y no se van a meter a sufragar un elevador salva-escaleras.

En el bloque no se puede colocar un ascensor. El hueco de la escalera es demasiado pequeño. Carmen me cuenta que los vecinos ya lo estudiaron hace 20 años, cuando su marido aún estaba vivo y todavía se celebraban reuniones de propietarios.

Situaciones como la de Carmen se repiten por lo ancho y largo de la geografía nacional. Veamos que dice la ley al respecto y cómo se puede solucionar.

Lo que dice la ley.

La Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas (L.R.R.R.U.) establece el marco de la accesibilidad a los edificios y la eliminación de barreras arquitectónicas.

En esta ley se establecen las condiciones básicas de accesibilidad a edificios públicos y residenciales. Que incluye: el acceso al edificio desde la calle, las condiciones para moverse dentro de él y el acceso a zonas comunes como garajes, trasteros y piscinas.

La adecuación del edificio a estas medidas debe realizarse a instancias de una persona con discapacidad o movilidad reducida que habite, trabaje o preste voluntariado en el edificio. El proyecto de adecuación debe contar con un Informe de Evaluación de Edificios (I.E.E.) que garantice que cumple con la normativa vigente.

Las obras de adecuación deben ser asumidas por todos los propietarios del edificio y no deben suponer una carga económica desproporcionada para ellos.

El blog Abogadoscea señala que según la Ley de Propiedad Horizontal, estas obras en edificios residenciales deben ser aprobadas por la Comunidad de Propietarios en una reunión extraordinaria, por mayoría según su cuota de participación en la propiedad del inmueble, con independencia de la asistencia a la reunión.

Esto quiere decir, que si en el edificio hay 20 propietarios, en el supuesto de que todos tuvieran la misma cuota de participación, sería necesario obtener 11 votos favorables, aunque a la reunión solo hubieran acudido 12 personas.

Estas obras se costean por el conjunto de los propietarios en forma de derrama y no deben sobrepasar el importe de  12 mensualidades ordinarias, descontando las ayudas y subvenciones de las que se pudieran beneficiar.

La L.R.R.R.U. establece que las autoridades públicas deben promover la accesibilidad a todos los edificios. Esto, en los hechos, se está efectuando derribando barreras arquitectónicas en edificios públicos y otorgando subvenciones por parte de ayuntamientos y comunidades autónomas para que se lleve a cabo en los edificios privados.

Ejemplos de barreras arquitectónicas.

El blog de la red de institutos de F.P. Ilerma subraya que las barreras arquitectónicas están bastante extendidas. Las personas que no tenemos problemas de movilidad no nos damos cuenta, pero para aquellos que si las padecen, la vida es poco menos que una continua carrera de obstáculos. Estos son 10 ejemplos de barreras arquitectónicas que encontramos a diario:

  1. Escaleras sin rampas ni ascensores alternativos. La ausencia de rampas y ascensores dificulta el acceso a espacios elevados y pisos superiores a las personas con movilidad reducida.
  2. Los bordillos de las aceras. Todavía encontramos en muchas calles, aceras que carecen de un rebaje o una pequeña rampa que dificulta el cruce a sillas de ruedas, cochecitos de bebé y personas con dificultades de movilidad.
  3. Baños no adaptados. Los baños que no cuentan con puertas amplias, por las que pueda entrar una silla de ruedas, y con barras de apoyo, resultan inoperativos para muchas personas con discapacidad física.
  4. Pasillo y puertas estrechas. Este es otro problema habitual dentro de muchos pisos. Es cierto que algunas personas con dificultades de movilidad se desplazan apoyándose en las paredes, pero hay otras que no pueden hacerlo, y en ninguno de los casos sería el modo adecuado de desplazamiento.
  5. Mala señalización para personas con discapacidad visual. La no instalación de señales sonoras y la no colocación de pequeños carteles informativos escritos en Braille dificulta que las personas ciegas puedan moverse por la ciudad.
  6. Botones y pulsadores inaccesibles. De poco sirve colocar un ascensor para que las personas en silla de ruedas puedan bajar al metro, si los botones no están colocados a la altura de la persona que va en la silla. Esta es una situación demasiado habitual.
  7. Transporte público no adaptado. Además de la rampa mecánica, trenes, metros y autobuses deben tener espacio suficiente para las sillas de ruedas y anclajes de seguridad.
  8. Infraestructuras en malas condiciones. La falta de mantenimiento en espacios públicos, incluida la calle y en el interior de los edificios, supone una barrera para las personas con algún tipo de discapacidad. Desniveles en los pisos, baldosas que se mueven, o superficies resbaladizas son algunos ejemplos.
  9. Mobiliario urbano mal colocado. Con frecuencia en las aceras se ven papeleras, señales de tráfico o bancos para sentarse que obstaculizan el paso a las sillas de ruedas y a las personas invidentes.
  10. Plazas de aparcamiento para discapacitados insuficientes. Una de las quejas habituales entre personas con algún tipo de discapacidad y entre sus familiares es la dificultad para encontrar una plaza de aparcamiento reservada cerca.

Las escaleras son el principal escollo.

Volviendo a hablar con Carmen, esa señora de El Vendrell que camina con un andador, y que mencionamos al comienzo del artículo, me comenta que el principal problema para una persona que no puede moverse bien son las escaleras.

“Bajar un bordillo, si pones mucho cuidado, puedes hacerlo tú misma sin caerte, pero subir una veintena de escaleras para llegar a tu casa o para ir al andén del tren es un suplicio”.

El esfuerzo físico que supone para una persona con movilidad reducida, subir o bajar escaleras o para su acompañante, en caso de que esa persona no pueda hacerlo, es significativo. Ese esfuerzo extra aumenta las posibilidades de sufrir un accidente.

Para las personas mayores de 70 años, uno de los accidentes habituales que más le preocupa es la posibilidad de caerse por las escaleras.

Desde luego, el problema de la movilidad reducida no dificulta a las personas mayores. Existen más colectivos afectados. Para todos ellos, las escaleras son la barrera arquitectónica principal.

Soluciones mecánicas.

Los instaladores de Total Acess, una empresa colaboradora de Cruz Roja, con presencia en Alicante y Málaga, y dedicada a la instalación de soluciones para facilitar la accesibilidad a  los edificios, señalan que la solución más económica y eficiente para sortear las escaleras es la colocación de plataformas y sillas salva-escaleras. En esta opinión coinciden muchos expertos en accesibilidad urbana.

La colocación de rampas, que es la solución más utilizada, implica efectuar una obra. Para sortear largas escaleras es poco efectiva o demasiado costosa.

La otra solución que hemos visto es la de la colocación de ascensores. En ocasiones, por falta de espacio, no se pueden instalar. Otras veces, por el trayecto que recorren, es económicamente inviable.

En estaciones de tren o de metro podemos ver ascensores que cubren un piso. Que bajan del vestíbulo al andén. Esto se puede hacer en estos lugares porque la instalación se ha financiado con dinero público. Pero imagínate hacerlo en una casa particular o en un local privado, como puede ser una tienda. El desembolso, quizás, no merezca la pena.

Sin embargo, las sillas y plataformas salva escaleras no son más que una estructura que se superpone sobre la escalera, que no altera el lugar y que permite el paso a las personas sin problemas de movilidad. A su vez, estas soluciones mecánicas se pueden desinstalar cuando ya no se necesiten.

La eliminación de barreras arquitectónicas puede ser más sencilla de lo que pensamos. Tan solo requiere voluntad para llevarla a cabo.

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